Hola.
Sigo aquí. ¿Te acuerdas de mi? Quiero la respuesta sincera, quiero la verdad; no lo que mis oídos prefieren escuchar.
¿Te acuerdas de todo lo que hemos prometido? ¿De los para siempre? ¿De lo invencibles que somos? Yo sí. Y sigo confiando en ellos. Espero que tú también. Espero. Siempre lo hago. No me gusta, pero por ti no me cuesta hacerlo. Te espero, y me gustaría saber que tú también. Aunque a veces, veo la realidad, y me duele. Para ser sinceros, me mata. Nunca se ha ido ese miedo que tengo a perderte, y parece que todo se está esfumando. A los ojos de cualquiera, vería que todo ha cambiado; a los míos no. Supongo que nunca podría ver eso, que nunca lo aceptaría. Nunca podré admitir que te estás yendo; y mucho menos que sabes que lo estás haciendo y no tratas de evitarlo. No lo voy a hacer.
Parece que fue ayer cuando juramos que nada nos va a separar. Y pongo la mano en el fuego, lo apuesto todo a que así será. Confío en ti. Siempre lo he hecho.
Así que, sólo para que lo sepas: sigo aquí. Y voy a seguir aquí, voy a esperar el tiempo que sea necesario, voy a llorar todo lo que tenga dentro y a guardar la mejor sonrisa para cuando todo vuelva a la normalidad. Para cuando pueda estar contigo de nuevo, como siempre. Nada ha cambiado.
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