Me han hecho daño. Mucho daño. A veces queriendo, a veces sin querer, pero duele igual.
La vida me ha enseñado que el dolor duele más cuando viene de alguien a quien no le harías daño. Supongo que es una especie de decepción, de ver que todo lo que das no sirve para nada.
Entonces todo se viene abajo; pero no te paras a pensar en que, seguramente, habrás hecho a alguien a quien de verdad le importas sufrir. Sin saberlo, tal vez, pero, ha sido culpa tuya. Piensa que si la persona que quieres que te mire te retira la mirada, sólo tienes que girarte un poco para dejar de darle la espalda a quien le importas realmente. Sonríe. Sonríe hasta que te duela la boca, y deja el dolor dentro. Eso hago yo.
Lo mismo algún día explote, pero habrá merecido la pena.
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