martes, 20 de marzo de 2012

Smile.

Día tras día. Una lágrima que sigue a otra lágrima. Pequeñas gotas que nacen en un sentimiento y mueren en la tela de la cama durante la noche; que nos inundan por dentro durante el día. Tristeza que se derrama en un vaso que rebosa desde hace tiempo; nuestro aguante, y hemos intentado no volcar.  Sufrimiento que tratamos de tapar sonriendo. Pero, hay veces, que la sonrisa no es lo suficientemente grande para tapar tanto. Porque, lo dejaríamos todo. Ya no merece la pena seguir sufriendo. Aunque, a veces desconocemos que, el sufrimiento no se va cuando queremos. Casi nunca se va. Sólo se supera. O se sigue intentando y fingiendo estar bien. O, incluso, acabamos creyendo que lo estamos.
Entonces, necesitamos una voz que nos ayude. que nos diga que si nos cansa intentarlo, no merecemos la felicidad que conlleva conseguirlo. Una vez más, un último esfuerzo...

Y si no es suficiente, otro más. Sabes que puedes. Bueno, no lo sabes, pero eso ya te lo digo yo. Puedes; puedes y quieres.
Saca la espina que te causa dolor, y poco a poco el tiempo tapará la herida que hizo. Pero no te preocupes ahora mismo. Te repito que puedes. Sonríe, sonríe para ser feliz, para darte ánimos, para joder al que no quiere ver tu sonrisa, para molestar al que te quitó la que ya tenías. Sonríe, porque, algún día, alguien volverá a dártela, y ese día, en parte, lo eliges tú.

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