miércoles, 2 de enero de 2013

Times Square can't shine as bright as you.

¿Ves a esa chica en el espejo? Es preciosa, ¿no lo crees? Yo pienso que sí.

Quizás no llame la atención como muchas otras chicas, quizás no hace nada para querer llamar la de todos esos superficiales que hay sueltos por ahí, de esos que miran descaradamente y sueltan piropos a gritos. Tal vez ellos no lo vean, pero yo sí.

Y lo que veo además, es que cuando sonríe otros sonríen, y que a más de uno se le ponen los pelos de punta cuando se toca el pelo. Que muchos tienen ganas de que levante esa mirada que siempre está apuntando al suelo, que enseñe esos ojos que lo dicen todo.

También sé que cuando ríe, todos ríen. No, no tiene la risa más bonita del mundo, sus carcajadas no parecen una canción como las de muchas otras, pero tiene una risa que es jodidamente pegadiza, y que, aunque no suene a Beethoven, suena a pura felicidad.

¿Cuerpazo? Qué va. Ella lo odia. Pero, ¿sabéis qué? Ese cuerpo da los mejores abrazos que he visto dar nunca. Y esa boca... ella siempre está mordiendo su labio inferior, ya te habrás dado cuenta... Esa boca se muere por darle el beso más sincero que le hayan dado nunca. ¿Lo hará? Quizás algún día. Hoy no. Hoy ella no sabe nada de lo que ven los demás, los que se fijan un poco más de lo que se ve con los ojos. Pero ojalá se de cuenta algún día, de que es increíble a su manera. Y de que su manera es la más increíble y menos común de todas.

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