¿Nada más tumbarme en la cama? Pensé en ti. No sé por qué, pero siempre me pasa. Será el frío de las sábanas lo que me trae los recuerdos.
Pienso en todas y cada una de las sonrisas que han estado en tu boca durante milésimas de segundos, o durante minutos enteros, y yo he tenido la suerte de poder contemplar. Pienso en las que han estado ahí gracias a mí.
Y todo es perfecto, mientras llenas mi mente, creo que no podría ser mejor. Sigo con los ojos cerrados, deseando que estés aquí. Poder darte un abrazo. Decirte lo perfecto que es todo; aunque no estés, lo increíble que es el recuerdo.
Y podría pasar horas pensando en lo mismo. Podria hacerlo, sin llegar a aprenderlo nunca de memoria.
Las siguientes horas las pasé pensando en algo diferente. Estuve feliz y triste a la vez. Feliz por tener momentos que recordar, y triste por no poder disfrutarlos ahora mismo. Dulce y salado a la vez. Así hasta que dormí, y los pensamientos ocuparon mis sueños.
¿Quieres saber en lo que pensé hasta que mis ojos se cerraron?
En nosotros.
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